“Cambiaste Mi Luto en Danzas”

Cambiaste mi luto en danzas
Domingo XIII del TO
Por: Cecilia Pérez. IS. Vita et Pax. Valencia

 

Textos Litúrgicos:

Sb 1,13-15; 2,23-24
Sal 29
2Co 8, 7.9.13-15
Mc 5, 21-43

 

“Cambiaste Mi Luto en Danzas”

 

Hay un binomio fundamental en las lecturas de la Misa de este decimotercero domingo: muerte-vida. Y entre estas dos realidades, Dios, las personas y una palabra, fe. Es verdad que como otras veces pero a mí me ha puesto en camino y como testigo.

En medio, Jesús, de orilla a orilla del lago, entre la gente que le rodea y le busca y desde allí, Marcos haciendo una reseña de un bellísimo episodio, ¿o son dos?, que retratan al propio Jesús y a los personajes que vienen, uno detrás de otro.

Me sitúo entre ese barullo y me apasiona la escena; un hombre importante, un judío religioso implorando la curación de su niña gravemente enferma, desde una seguridad fundamentada en la fe en ése a quien apretuja el gentío. Decidido y valiente, saltándose los prejuicios humanos.

Otra persona, una mujer, en grado de impureza, socialmente marginada por el legalismo imperante, contraviene la prohibición de contacto social y se acerca por detrás, sin decir palabra, asustada pero segura de poder alcanzar el borde del vestido. Y lo alcanza… y creo que casi muere de vergüenza al oir ¿Quién me ha tocado?.

A continuación, venciendo rumores y ojos críticos ya es capaz de contarle su verdad.

He visto a los dos acercándose a Jesús con una intención muy clara, con una confianza total en la respuesta a sus necesidades y los dos frente a la mirada y el corazón compasivo y misericordioso de Dios.

Lo muy importante, la búsqueda; lo muy importante, el encuentro; lo más importante, el amor.

Y volviendo al principio, la dualidad muerte-vida, las palabras  “Hija, tu fe te ha salvado” . La mujer, libre de enfermedad de cuerpo y de espíritu, fuera humillaciones y leyes promulgadas por varones. El hombre, todavía en camino confiado…

No puedo dejar de seguir al Maestro que decidido reanuda la marcha y, como un mazazo, la interrupción “Tu hija se ha muerto”.

Pero vuelvo a escuchar la voz. Y de nuevo, las palabras “No temas, basta que tengas fe”,  lo dicen todo.

Y porque Todo se ha dicho, todavía podemos escuchar “La niña está dormida”.

El episodio del padre y de la niña adolescente termina con Talitha qumi y una mano que la levanta de la oscuridad.

Es el Don entregado gratuitamente y aceptado con el corazón y la mente. Y las palabras de Jesús resuenan en mí porque siento que a mí me las dice.

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